Introducción
Para todas las mujeres que quieren tener una relación con su creador
NOSOTROS
Nuestro sueño es ayudarte a comprender y aplicar la sabiduría de la Biblia a tu vida diaria. Aprender a tener una relación íntima con tu Creador. Escuchar su voz y su guía para poder cumplir el propósito para el que fuiste creada y así poder vivir una vida plena, llena de paz y gratitud.

DEVOCIONALES

¿Señor, estás seguro de lo que me estás pidiendo?
Esta es mi cara cuando comencé a sentir que Dios me estaba llamando a servirlo de manera diferente con algo que no estaba en mi agenda. Por mucho tiempo ignoré ese llamado por pensar que no era yo la persona adecuada. Era un sueño demasiado grande. Se me olvidaba que el que me estaba poniendo ese sueño en mi corazón, era el Creador del universo.
Y en el trayecto de rendirme a Su llamado, de utilizar mis talentos para compartir Su Palabra, en mi mente aparecía Moisés. Si, el que escribió los primeros 5 libros de la Biblia, el que escribió los 10 mandamientos. El que enfrentó al faraón de Egipto para que liberara a los judíos; el que partió el Mar Rojo para que pasara su gente y los guió al camino de la tierra prometida. Un gran héroe de nuestra historia.
Pero la primera respuesta de Moisés al llamado de Dios fue algo parecida a la mía: “Señor, no creo que sea yo la persona que te conviene… ¿estás seguro?”
A pesar del miedo a los desconocido, de cuestionar con Dios sus capacidades para llevar a cabo la misión encomendada, Moisés antepuso su obediencia y su fe y dijo: SI. Y el Señor, que siempre cumple sus promesas, lo sostuvo y lo guió toda la vida.
Dios usa gente ordinaria de manera extraordinaria. Sin importar nuestro pasado con infinidad de errores y fracasos o nuestros recursos limitados.
Tú, ¿estás abierta a que Dios cambie tus planes? ¿Qué te esta diciendo Dios a través de la voz del Espíritu Santo que vive en tu corazón?
Cambia hoy tu falta de confianza por la seguridad del poder de Dios para ayudarte a sobrepasar cualquier obstáculo. Verás tu también Su fidelidad para darte luz y acompañarte en tu camino.
Isaías 41:10
No tengas miedo, que yo estoy contigo; no te desanimes, que yo soy tu Dios. Yo soy quien te da fuerzas, y siempre te ayudaré; siempre te sostendré con mi justiciera mano derecha.
Puedes leer más acerca de Moisés y su diálogo con el Señor dando clic aquí.

Todos preferimos que Dios nos abra las puertas, pero Dios también las cierra.
No todas las oportunidades que se presenten en tu vida serán lo mejor para ti. Se paciente y no te desanimes cuando una puerta se cierre. Claro, es normal sentir desilusión cuando nos pasa, pero debes pensar siempre que algo mejor está por venir.
¿Le han dado a alguien más el trabajo que tanto
querías? Algo mejor vendrá para ti. ¿El hombre que pensabas sería tu futuro esposo ha elegido a otra mujer? Ten por seguro que no era la persona indicada para ti. Detente a pensar si hay algo en el proceso que Dios te quiere enseñar.
A mi me gusta pensar que cuando una puerta se cierra, Dios me está protegiendo de algo que no era para mí. Jeremías 29:11 es uno de mis versículos preferidos; me recuerda que Dios me ama y tiene grandes planes para mí. Él quiere darme un gran futuro. Así como cierra puertas, siempre abrirá nuevas. Toma tus decisiones en oración y confía en Él y no en lo poco que puedas comprender en ese momento.
Jeremías 29:11
Porque yo se muy bien los planes que tengo para ustedes -afirma el Señor-, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.
LORENA O.
Ante todo soy esposa y mamá de tres tesoros que son la sal de nuestro hogar. En lo profesional, he dedicado casi toda mi vida al ámbito de la comunicación como consultora y coach en liderazgo. Sin embargo, a pesar de asesorar a otros en cómo alcanzar el éxito, hubo un momento en mi vida que comencé a sentirme perdida. A cuestionar mi propósito en este mundo y el legado que quería dejar con mi existencia. Comencé a llenar mi ya bastante equipada biblioteca, con nuevos libros de desarrollo personal, pero no podía dar respuesta al vacío que sentía. ¿Por qué me estaba sintiendo así si tenía tanto en mi vida? De rodillas, le pedí a Dios que me ayudara.
Y Dios, que nunca nos deja, puso en mi camino gente que hablaba de su relación con Él, de como Dios estaba guiando su vida. Morí de celos de ver cuanta paz y alegría salía de sus corazones. Me preguntaba “Qué están haciendo que yo no?” Fue entonces que me di cuenta de dos cosas que marcaban la diferencia. Primero, su definición de éxito era diferente a la mía. Su vida no se centraba en lo que hacían sino en lo que eran. Y segundo, no sólo le hablaban a Dios, también lo escuchaban.
Por primera vez me di cuenta de que la Biblia no era un libro destinado a unos cuantos, sino un libro vivo, indispensable para tener una relación con Dios. Un libro destinado a todo el que quiere recibir guía del Creador del universo. Aprendí cómo Dios habla a través de la Palabra, y el poder que da el comprenderla. El mejor comparativo en el que puedo pensar al entender la Biblia es el de una película en tercera dimensión. A simple vista todo se ve borroso, pero al ponerte los lentes especiales te das cuenta de que existen imágenes maravillosas que antes no podías ver. Descubrí que aquel libro que para mi era sólo un símbolo de mi creencia en Cristo, era nada más y nada menos que la llave que contenía la respuesta a mis más grandes anhelos.
Fue entonces que comencé a sentir el llamado de Dios a enfocar de manera diferente mi misión. A usar los talentos y dones espirituales que me había dado para que la gente comprendiera la sabiduría de la Biblia. Ayudarlas a cumplir su misión y las metas que van más allá de este mundo. Aquellas que les ayuden a vivir una vida con significado y que prepare su espíritu para la eternidad.
Por algún tiempo, trate de ignorar ese llamado, tratando de negociar con Dios, como si yo tuviera la verdad absoluta. Le decía que no creía fuera yo la persona adecuada pues no contaba con la experiencia que se necesitaba para lo que Él me estaba encomendando. Pero Dios usa gente ordinaria de forma extraordinaria. Seguía escuchando su voz, hasta que fue lo suficientemente fuerte como para ignorarla. Así que me rendí. Y cuando lo hice, algo inesperado sucedió, volví a sentirme plena otra vez. Encontré una nueva misión de vida y el legado que quería dejar a mis hijos y a este mundo. Salmo 23 es parte de esta misión.
